DOCTRINA Y VIDA CRISTIANA

La Palabra de Dios

ES UN GRAN PRIVILEGIO y bendición el dirigir nuestra atención al libro cuyos sellos fueron abiertos por nuestro resucitado y glorificado Señor Jesús tal como se lee en el capitulo cinco de Apocalipsis. Ciertamente es solo a través de la gracia de Dios por Cristo que podemos tener el privilegio de ver y creer en el recto y glorioso Plan de Dios, tema central de la Biblia.

También es importante el comprender y reconocer que este gran Plan de Dios con todas sus múltiples promesas ponen de manifiesto los atributos de nuestro amoroso Padre celestial, su maravillosa sabiduría, su perfecta justicia, su gran amor y misericordia, su ilimitado poder y su permanente fidelidad, constancia e inmutable veracidad, así como comprender que él esta llevando a cabo este gran Plan de las Edades a fin de darse a conocer a todas sus criaturas inteligentes. Busca que todos los seres que él ha traído a la existencia, tanto en los cielos como en la tierra, lo conozcan cabalmente y sepan que él esta desarrollando este Plan para su beneficio y bienestar. Ciertamente cuando Dios haya terminado su obra “La tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar” (Habacuc 2:14).

¡Que privilegio el saber que esto será así y que se nos invite a ser “obreros juntamente con él” en esta gran obra! ¿Cómo es que esto tiene lugar? A través de la palabra de Dios. Por medio de su Espíritu Santo, según su promesa del día del Pentecostés en Hechos 2: 38, 39 ¡Cuanta humildad y agradecimiento debemos mostrar! ¡Cuánto deberíamos parecernos a Cristo como respuesta a la maravillosa gracia de Dios, a su inmerecido amor hacia nosotros “que os llamo de las tinieblas a su luz admirable”! (1 Pedro 2:9)

Dirijámonos a 1 Tesalonicenses 2:9-13 allí el Apóstol Pablo estaba escribiendo a los hermanos en Tesalónica para estimularles e informarles que él apreciaba sus esfuerzos por mantenerse fieles, les dice: “Porque os acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y fatiga; como trabajando de noche y de día, para no ser gravoso a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios. Vosotros sois testigos, y Dios también de cuán santa, justa e irreprensiblemente nos comportamos con vosotros los creyentes; así como también sabéis de qué modo, como el padre a sus hijos, exhortamos y consolábamos a cada uno de vosotros, y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamo a su reino y gloria”. ¡Qué maravillosas palabras! El apóstol les recuerda su interés por ello. Y de cuanto favor les había sido mostrado al haber sido llamados a participar del reino y gloria de Dios. Entonces el apóstol Pablo muestra su concepto personal acerca de la Palabra de Dios, diciendo: “Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes” (vss 13). Aquí tenemos la clara declaración del apóstol Pablo sobre el valor de las Escrituras. No hay nada más estimulante ni fortalecedor para nuestra fe el reconocer que las escrituras son en realidad la Palabra de Dios.

Cuando Jesús hablaba del Antiguo Testamento lo hacia reconociendo que es la Palabra escrita de Dios, la misma que no podía ser quebrantada (Juan 10:35). Cuando fue tentado por Satanás en el desierto después de venir a Juan el Bautista, para ser bautizado en el rio Jordán, Satanás le citó de las Escrituras. Sin embargo Jesús supo responderle de las mismas Sagradas Escrituras, la Palabra de Dios. Su derrotero estuvo en todo momento dirigido por la Palabra de Dios.

El Nuevo Testamento esta constituido por los cuatro evangelios, donde hallamos registradas las enseñanzas de Jesús. El libro de los Hechos fue escrito por el discípulo Lucas, quien era médico y constante acompañante del apóstol Pablo, nos revela la historia de la Iglesia primitiva. Seguidamente tenemos las epístolas de Pablo, Judas, Santiago, Pedro y Juan. Asimismo el libro de Apocalipsis revelado a Juan en la isla de Patmos.

Estos libros tienen la marca autoritativa de ser la Palabra de Dios. Su consistencia, concordancia así como el aprecio singular que la iglesia primitiva los coloca en este exclusivo pedestal.

Muchos profetas, entre ellos Moisés, el autor de los primeros cinco libros de la Biblia fueron perseguidos e incomprendidos. A pesar de ello supieron mantenerse escrupulosamente fieles al poner por escrito la Palabra de Dios. No reclamaron para si los derechos de autor de los diferentes libros del Antiguo Testamento. El apóstol Pedro nos dice claramente que “Santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1: 21). En su epístola el apóstol Pedro relata las experiencias de la iglesia en su afán por seguir fielmente las pisadas del Señor Jesús, al llevar a otros el mensaje de las palabras dadoras de vida. A la iglesia pertenecen aquellos que las Escrituras califican como perseverando en hacer lo correcto y buscan “Gloria y honra e inmortalidad” (Romanos 2:7). Estos son los que han sido llamados al reino de Dios (1 Tesalonicenses 2:13)

A estos se le ha revelado lo que los escritores del Antiguo Testamento ansiosamente quisieron conocer. En 1 Pedro 1:10, leemos: “Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación”. Así que aquello que por muchos siglos, edades y generaciones había permanecido oculto ahora se estaba dando a conocer a la iglesia. El Señor trajo “Vida e inmortalidad por el evangelio” (2 Timoteo 1:10). El Nuevo Testamento fue escrito expresamente para el beneficio de la Iglesia a fin de que pudiésemos responder a la llamada de Dios en Cristo Jesús.Filipenses 3:14

En 2 de Pedro 1:20, 21 el Apóstol dice”Ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada” las escrituras deben ser tomadas como un todo “porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”. La referencia es a los hombres fieles del pasado, quienes junto a nuestro Señor, sus apóstoles y discípulos nos legaron la Biblia.

Ahora, detengámonos a examinar el tema central de la Biblia. En los primeros capítulos de la Biblia tenemos el relato de la creación. Ustedes saben que su lectura es por si misma algo sorprendente. El relato de la creación y preparación de este planeta para la vida del hombre solo consta de unas cuatrocientas palabras en nuestra Biblia. Aun así cuanto más sabemos lo que dice la ciencia moderna más nos convencemos de que la Biblia es veraz. Cuando fue escrita no existía el desarrollo científico propio del tiempo moderno en que vivimos hoy; así que con toda razón debemos reconocer que fue Dios mismo quien suministró la información necesaria y que tanto Moisés como los demás escritores bíblicos que tuvieron algo que decir sobre la creación de Dios, lo hicieron bajo la guía del Espíritu Santo.

La Biblia no tiene conflicto con la ciencia moderna. No niega la posibilidad de que hayan existido largos periodos geológicos por lo que debió pasar la tierra. La Biblia nos dice “En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas” (Génesis 1:1,2). La Biblia empieza el relato de la creación a partir del momento cuando Dios da los primeros pasos para la creación del hombre. No hay discrepancia entre el conocimiento científico de hoy y el relato de la escritura que dice, “Y la tierra estaba…” Se trata del relato de los pasos previos a la creación del ser humano. Ello concuerda con la ciencia moderna.

Pero ahora regresemos al tema central de la Biblia. Dios preparó un jardín en Edén y allí colocó a nuestros primeros padres. Les fue dado dominio sobre la tierra así como acceso a cualquier árbol que llevara fruto y toda hierba del campo para su sustento. Ellos habían de tener dominio sobre la tierra, sobre las bestias del campo, las aves del cielo, los peces del mar y todo lo que se moviese sobre la tierra. Deberían de trabajar y cultivar aquel campo. La comisión de Dios fue que se multiplicaran y llenaran la tierra no sobre poblándola sino teniéndola en sujeción.

Muchos han creído que el propósito original de Dios al crear a la primera familia humana fue que vivieran transitoriamente sobre la tierra solo por un limitado corto tiempo, para después convertirse en seres angelicales. Sin embargo las escrituras nos dicen en el capitulo 38 del libro de Job que Dios ya tenia desde la antigüedad “ángeles”. Sabemos que el hijo de Dios era el ángel de la mañana, la “brillante estrella de la mañana”. Lucifer otrora un hijo de la mañana desobedeció y cayó del favor divino.

Estamos concientes de que Dios esta preparando la tierra para que fuese el hogar permanente del hombre. Así la humanidad seria una nueva creación de Dios. En Job 38:7 se nos dice “que las estrellas de la mañana” cantaron jubilosos a medida que la obra de Dios progresaba sobre la tierra. En el libro de Proverbios 8 se nos dice que la “sabiduría” se regocijó en las cosas de Dios. Leemos en Proverbios 8:22-36 “Jehová me poseía en el principio, Ya de antiguo antes de sus obras, Eternamente tuve el principado, antes de la tierra. Antes de los abismos fui engendrada; antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas. Antes que los montes fueran formados, antes de los collados, ya había sido yo engendrada; no había aún yo hecho la tierra ni los campos, ni el principio del polvo del mundo. Cuando formaba los cielos, allí estaba yo; cuando trazaba el círculo sobre la faz del abismo; cuando afirmaba los cielos, allí estaba yo; cuando afirmaba los cielos arriba, cuando afirmaba las fuentes del abismo; cuando ponía al mar su estatuto, para que las aguas no traspasasen su mandamiento; cuando establecía los fundamentos de la tierra con él estaba yo ordenándolo todo, y era su delicia de día en día, teniendo solaz de él en todo tiempo, Me regocijo en la parte habitable de su tierra, y mis delicias son con los hijos de los hombres. Ahora, pues, hijos, oídme, Y bienaventurados los que guardan mis caminos. Atended el consejo y sed sabios, y no lo menosprecies. Bienaventurado el hombre que me escucha, velando a mis puertas cada día, aguardando a los postes de mis puertas. Porque el que me halle, hallará la vida. Y alcanzará el favor de Jehová. Mas el que peca contra mí, defrauda su alma; todos los que me aborrecen aman la muerte” Así vemos como es cierto que él fue el inicio de la creación (Apocalipsis 3:14) Aquí tememos el relato de Nuestro Señor quien estuvo interesado desde el inicio en los “hijos de los hombres”.

Ahora, dirigiéndonos al pasado, a nuestros primeros padres, sabemos lo que les ocurrió. Eva siendo engañada por Satanás (en forma de serpiente) probó del fruto prohibido del árbol del conocimiento del bien y del mal. A pesar de que fue una simple prueba de obediencia ella desobedeció. Adán, que duda cabe, amaba a Eva. El Padre Celestial les había dicho que podían comer de todo árbol, menos de uno en particular.

Habiéndoles advertido que si comían de su fruto el día que lo hicieran habían de morir, la sentencia de muerte vino sobre nuestros primeros padres.

Ahora bien, algunos no podrían entender, pues si bien se trataba de una prueba simple, su contenido y principio eran profundos. Ilustremos esto con nuestros hijos. Quienes hemos criado niños sabemos bien que si el padre da una instrucción especifica al hijo, y este deliberadamente la desobedece, y si el padre no procede con el castigo correctivo cualquiera que este sea, entonces dará lugar a inestabilidad en la relación padre-hijo. El niño no podrá confiar en su padre, por otro lado el padre no podría a su vez confiar en su hijo. Inestabilidad se desarrolla entre los dos, y si ello continua la relación será tensa entre los dos. Dios fue muy sabio por ello. El no podía ignorar el pecado o la trasgresión, ni podía permitir que sus criaturas lo pasaran por alto. Por ello llevó a cabo el castigo de nuestros primeros padres. En vez de ser una raza o estirpe llena de vida se convirtió en una estirpe moribunda. Si no hubieran sido desobedientes, el jardín paradisíaco se habría extendido.

Pero aquí precisamente es donde la perfecta justicia de Dios se muestra. El desobediente debe de recibir su castigo porque la Ley de Dios consiste precisamente en eso, en obedecer y vivir.

Pero la justicia no era lo único perfecto en Dios, también lo era su sabiduría y su amor. Por ello proveyó un redentor para la humanidad “El cordero que fue inmolado desde el principio del mundo” (Apocalipsis 13:8). Dios anticipó cual había de ser su plan. ¿Qué es lo que lo hizo? Como ustedes recordaran él expulso a nuestros primeros padres. A fin de que no regresaran y comieran del árbol de la vida y vivieran, él puso ángeles con espadas ardientes en las puertas del jardín. De tal forma, la condenación cayó sobre ellos que tendrían que comer con el sudor de su rostro, hasta que regresaran a la tierra de donde fueron tomados, según lo que fue dicho a Adán “Pues polvo eres, al polvo volverás” (Génesis 3:19). Adán vivió 930 años y murió. Pero Dios proveyó un redentor. Él envió a su propio hijo. En Romanos 8:2-4 leemos: “Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa de pecado, condeno al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.”

En 1 Timoteo 2:4-6 hallamos al apóstol Pablo explicando. Hablando del Padre Celestial dice: “El cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad, Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre., el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo”. De acuerdo a las escrituras, Adán fue creado perfecto, de acuerdo a las genealogías registradas en el evangelio (Lucas 3:38) Por su desobediencia Adán perdió su vida humana perfecta. El Hijo de Dios al venir como hombre sin pecado, se ofreció en sacrificio para proveer un rescate para la humanidad. El apóstol Pablo explica “Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados” (1 Corintios 15:22). ¡Que maravillosa verdad! La entera familia humana tiene la futura oportunidad de vida por el precio de rescate que fue provisto.

Los fieles tendremos la oportunidad de recibir las futuras bendiciones de Dios por medio de nuestra fe, por lo cual somos hechos justos y engendrados por el Espíritu Santo (Romanos 8:1-4; 5:1-5) No existe hoy condenación para quienes creen en el Señor Jesucristo., “Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.” (Gálatas 3:27). Así que esa es la tarea de la Iglesia en el tiempo presente, la de seguir en las pisadas del Maestro. Así como hemos visto en las Sagradas Escrituras tenemos los relatos de la creación y caída del hombre. Pero al mismo tiempo también tenemos el relato del rescate o antilutron (precio correspondiente) que se pagó para la salvación del hombre.

Ahora nos dirigimos al último libro de la Biblia para conocer el gran tema de la Palabra de Dios. ¿Qué es lo que encontramos allí? Encontramos un cuadro simbólico del trono de Dios y de nuestro glorificado Señor Jesucristo; un trono de Dios y del Cordero de donde sale “un río limpio de agua de vida resplandeciente como cristal”. En Apocalipsis 22:2,3; 21:4 leemos que a cada lado del río habían doce clases de frutos que producían doce tipos diferentes de frutos y ellos daban su fruto cada mes y las hojas de los árboles eran para la sanidad de las naciones, y “ya no habrá muerte”. Nótese que es todo lo contrario a lo que tuvo lugar en el Edén. Como leemos mas adelante en el Cap. 22 versículo 14: “Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad” Una ciudad representa un gobierno.

En este caso el gobierno por el que todos hemos esperado. Fuera del jardín del Edén había ángeles con espadas flameantes para mantener a Adán y Eva alejados del árbol de la vida. En el último libro de la Biblia hallamos que las puertas están abiertas para todos los obedientes para el reino, a fin de que quienes guardan sus mandamientos puedan tener acceso al árbol de la vida.

Aquí tenemos representada simbólicamente la prometida restauración de la humanidad. El camino hacia el árbol de la vida esta otra vez libre. Mas adelante, en el versículo 17 leemos “Y el Espíritu y la esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera tome del agua de la vida gratuitamente”. ¡Que maravilloso! Este es el glorioso gran tema de la Biblia: Caída-Rescate-Restitución. En todas las escrituras hallamos el hilo de la verdad concerniente al Redentor.

Por ello es que Jesús nos enseñó a orar: “Venga tu reino Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mateo 6:10). No permita nadie que esta gran verdad se pierda.

Difícilmente nos damos cuenta cuantas personas han orado el “Padre Nuestro” y siempre han pensado que su esperanza era irse al cielo. Solo porque la humanidad en su condición caída no puede establecer un gobierno de justicia con paz sobre la tierra no hay base para suponer que el deseo de Dios fue que su voluntad fuese hecha en el cielo más no necesariamente en la tierra. Sin embargo ello no es así. El ha prometido que su voluntad se ha de hacer también sobre la tierra, donde hace tanta falta .Cada uno de nosotros debe aceptar que al llegar el momento de nuestra muerte es a nuestro Padre Celestial y solo a el a quien corresponde decidir cual será nuestro destino final, sea en los cielos o sobre la tierra. Es razonable pensar así.

Jesús supo que había sido comisionado por el Padre para venir al mundo y para dar su vida en rescate por el mundo (Mateo 20:28) Nótese que en Juan 5:24 él dice: “De cierto, de cierto os digo; El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida”.

Esto se hizo realidad en el Pentecostés cuando tuvo su comienzo la justificación por fe. Nótese los versículos 25 y 26 “De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y las que la oyeren vivirán. Porque como el Padre tiene vida en sí mismo (inmortalidad) así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo” Y ahora nótese lo que dice en el versículo 28 “No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación”

Esta última palabra, traducida como “condenación” traduce la palabra griegas “Krisis” que significa juicio. De hecho es la misma palabra que en el versículo 22 es traducida “juicio” donde leemos “Todo juicio dio al Hijo” es la misma palabra que se traduce “juicio” en el versículo 27 donde leemos: “le dio autoridad de hacer juicio” es la misma palabra griega que en el versículo 30 es vertido como “juicio”. Allí leemos “Y mi juicio es justo” Si, aquellos que han hecho el bien saldrán a una resurrección de corrección e instrucción en justicia. Para eso precisamente es el reino, para bendecir a todas las naciones de la tierra. El pacto que Dios hizo con Abraham fue que por medio de su simiente “Todas las familias de la tierra serían bendecidas”. Pablo en Gálatas 3:16 identifica a Cristo como la simiente prometida e identifica a los fieles seguidores de Jesús como aquellos “plantados” en la semejanza de la muerte de Jesús. También estos saldrán en la semejanza de su resurrección a vivir y reinar con él por mil años. Alabemos pues a Dios por su gran amor para con los hombres.

Satanás será atado. El capítulo 20, versículo 2 de Apocalipsis nos dice “Y lo ató por mil años”, de tal manera que no puede engañar más a las naciones, a fin de que el reino Milenial sea de beneficio para toda la humanidad. Todos los que se encuentren en sus tumbas oirán su voz y saldrán.

Leemos en Isaías 26:9 “Porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia”. El Señor nos dio una prueba de ello para mostrarnos cual real habrá de ser esto. Sabemos cuanto amaba a su amigo Lázaro. El hogar de Marta, María y Lázaro en Betania fue probablemente lo más cercano a su hogar que tuvo el Señor Jesús durante su ministerio.

Cuando Lázaro murió, Jesús dijo, “Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy a despertarle” Entonces respondieron sus discípulos “Señor, si duerme, sanará”. Ellos pensaban que si él no se hallaba bien, se restablecería durmiendo. Sin embargo Jesús hablaba de su muerte, mas ellos pensaban que se refería al descanso del sueño.

Ahora veamos porque la Biblia compara la muerte con el sueño. Cuando nos acostamos y dormimos profundamente, a la mañana siguiente al despertar todo pareciera haber trascurrido en un instante. Ese precisamente es el amor y misericordia de Dios.

Adán ha estado durmiendo en la muerte desde hace mucho para ser mas precisos, unos seis mil años. Cuando sea levantado, su muerte le parecerá como un sueño.

En el relato de Lázaro leemos: “Entonces Jesús les dijo claramente; Lázaro ha muerto; y me alegro de vosotros, de no haber estado allí, para que creáis, mas vamos a él …” Cuando él llego Marta y María estaban en lamento; pero Marta tenía fe. Entonces Jesús dijo: “Tu hermano resucitará” Marta le dijo: “Yo se que resucitará en el día postrero” Jesús le dijo a ella “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mi aunque este muerto vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?” Es una ayuda el conocer esto. La palabra Mesías en hebreo corresponde a la palabra griega Cristo y a la palabra Ungido en español. Todos hablan de la misma persona. El Mesías prometido que los hebreos esperaban es el mismo Cristo o Mesías del Nuevo Testamento. Muchos de los hebreos creían en la resurrección a ser llevada a cabo por su prometido Mesías. (La segunda parte de este artículo se publicará en el número de Marzo-Abril 2007)

Así que Marta dijo “Si Señor; yo he creído que tu eres el Cristo, el hijo de Dios que has venido al mundo” Habiendo dicho esto, fue y llamo a Maria su hermana, diciéndole en secreto, “El Maestro esta aquí y te llama” Note en el versículo 39 leemos “Dijo Jesús quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?. Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabia que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que esta alrededor, para que crean que tú me has enviado”. En otras palabras, él agradeció a su Padre Celestial en voz alta para que ellos pudieran escuchar de tal forma que él pudiese acrecentar su fe en el Padre Celestial a quien no podían ver. “Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz:¡Lázaro ven fuera! Y el que había muerto salio, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle y, dejadle ir” (Juan 11:14-44) Ahora tome nota que él no dijo Lázaro, ven de los cielos; él no dijo Lázaro, sal del infierno; él dijo, “¡Lázaro ven fuera!”

En el capitulo doce Maria y Marta-ustedes se imaginan como ellas se regocijaron de tener a Lázaro, su hermano de nuevo a su ladoprocedieron a prepararle una cena. En Juan 12:9 leemos: “Gran multitud de los judíos supieron que él estaba allí, y vinieron, no solamente por causa de Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien había resucitado de los muertos”. En otras palabras Lázaro regreso como miembro de su familia, se sentó en la mesa y estaba comiendo con ellos. Continúo su vida normal al lado de su familia. Jesús llevo a cabo esto por el poder de Dios para ayudarnos a apreciar cual real será la resurrección durante el milenio, pues Dios completara su Plan por medio de llenar la tierra con la entera familia humana. ¡Será alabanza honra y gloria para su nombre!

Quienes tratan de seguir a Jesús antes del establecimiento de su reino han de tener el privilegio de ser resucitados a una vida espiritual como la de Jesús para vivir y reinar con él, con el propósito de ayudar a la humanidad a alcanzar la vida eterna en la tierra y a que regresen a la familia de Dios. El Apóstol nos dicen 1 de Corintios 2:9: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman”.Sin embargo él ha revelado algunas de estas cosas a nosotros

Así, podemos orar, “venga a nosotros tu reino”, convencidos que Dios no nos a dado una oración fútil o fantasiosa. Todo lo contrario su palabra es segura, es la palabra de un Dios todo sabio, amoroso, fiel y poderoso. En ella vemos el entero Plan de Dios. Sabemos que el es veraz. El nos dice “Así será mi palabra que sale de mi boca ; no volverá a mi vacía, sino hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié” (Isaías 55:11) Nuestro empeño entonces es seguir confiando en él y hacer lo mejor para vivir en armonía con su voluntad, crecer en gracia reconociendo el privilegio que tenemos de llegar al Padre Celestial por medio de Cristo.

Debemos también manifestar nuestra fe a otros. No sabemos cuando una simple declaración puede ser de gran ayuda. En Juan 12: 20-22, leemos que Andrés y Felipe vinieron a Jesús para avisarle que habían griegos o gentiles que querían verlos. Y este hecho significo algo muy importante, que se estaba acercando el tiempo para que se llevara el mensaje a los gentiles. Recordemos como dijo él “No he sido enviado si no a las ovejas perdidas de la casa de Israel” Unos tres años después de su muerte y resurrección todavía estaba en vigor el favor exclusivo hacia Israel. Solo a partir de entonces seria abierta la oportunidad a los gentiles empezando con Cornelio. Jesús tuvo un atisbo, supo de antemano que al empezar estos gentiles a preguntar por él se estaba acercando el tiempo para dirigir su atención a los gentiles. Que duda cabe que ese hecho le fuese causa de alegría, a pesar de que se acercaba el tiempo de su crucifixión sabiendo que el propósito de su Padre progresaba inexorablemente hacia su cumplimiento. Dijo él, “Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado. De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere lleva mucho fruto. El que ama su vida, la perderá, y el que aborrece su vida en este mundo, para la vida eterna la guardará” (Juan 12:23-25)

Así que ciertamente esta es la Palabra de Dios. Jesús en todo momento se mantuvo fiel a ella, sabiendo que había venido al mundo para ofrecer su vida como rescate por todos, así como a dar testimonio de la verdad. El fue levantado al tercer día de acuerdo a las Escrituras. Según Mateo 28:18 debido a su fidelidad, todo poder le fue dado. La carta a los hebreos dice que Dios hablo en épocas pasadas por boca de sus santos profetas pero que durante los últimos días lo hizo por su hijo, a quien nombro heredero de todas las cosas, por quien también hizo los mundos, quien siendo reflejo de su gloria y la expresa imagen de su persona y sosteniendo todas las cosas por el poder de su palabra, cuando expió por nuestros pecados, se sentó a la diestra de la majestad de las alturas, habiendo sido hecho mejor que los ángeles, al haber obtenido por herencia un más excelente nombre (o posición). Porque el fue levantado a la diestra del Padre Celestial ,dado la naturaleza divina, la inmortalidad, a fin de que pueda dar vida a todos los obedientes. Es maravilloso saber que así como Jesús dio su vida por el mundo, el Padre Celestial ha arreglado las cosas para que su hijo también pueda dar vida al mundo. Oremos pues por el prometido reino. Porque ciertamente la esperanza del mundo es tan brillante como son las promesas de Dios. A pesar que tinieblas cubren el horizonte, la ayuda que el mundo necesita pronto estará disponible. Alabemos pues a nuestro Padre de quien provienen todas las cosas por medio de nuestro Señor Jesús.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba