Sirviendo a otros

Versículo clave: “Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz a las naciones”
—Isaías 42:6

Escritura seleccionada:
Isaías 42:1-8

UN ANTICIPO DEL PLAN DE DIOS para las bendiciones futuras sobre todas las familias de la tierra fue prometido hace muchos años en el Antiguo testamento.

Isaías hace notar el logro de este trabajo a través de su servicio como siervo de Dios. “Poco es para mí que tú seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el remanente de Israel; también te di por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra” —Isaías 49:6

La identidad de este siervo no se específica claramente pero encaja con el papel de Cristo quien administrará las bendiciones a la humanidad al cierre de este periodo de pecado y dolor. —Isaías 42:1

A su Primer Advenimiento, Jesús manifestó las cualidades que satisficieron para lograr el propósito de su Padre. Su voz no fue para “oír en la calle.” (vs. 2) aunque él era una persona de humanidad perfecta, era humilde en lugar de orgulloso. Como uno que llenaba de simpatía a los oprimimos y aquéllos de bajo nivel, su ministerio tocó los corazones de las gente común que alegremente lo escucharon. Él era accesible, y sanó a muchos que estaban enfermos. La oposición vino de los líderes religiosos que pensaron ser superiores a los otros habitantes de Israel.

La compasión de Cristo se puso en evidencia cuando él nota las debilidades humanas en esta Edad del Evangelio. (vs. 3). Las evidencias, nos muestra, que la llama de la fe, él aumentaría esa cualidad, sobre todo en aquéllos que deseaban ser miembros de su iglesia. Cuando Satanás esté limitado durante el reino milenario de Cristo, el Señor glorificado, junto con su iglesia, constituirá un sacerdocio misericordioso que ofrecerá toda posibilidad y oportunidad para la humanidad se vuelva del pecado a la rectitud.

A pesar de la inmensa tarea de restaurar a la humanidad de regreso a la perfección, Isaías nos asegura acerca de Cristo, “No se cansará ni desmayará.” (vs. 4). Nuestra confianza en él será fortalecida más allá de las declaraciones escriturales que en repetidas ocasiones nos habla la Biblia que en un tiempo bendecirá a la familia humana. “Por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquél varón a quien designo. Dando fe da todos con haberle levantado de los muertos.” (Hechos 17:31)

Nuestro versículo clave dice: “Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz a las naciones” En virtud de su sangre preciosa, Jesucristo es el “el mediador de un nuevo pacto.” (Hebreos 12:24). Sus fieles seguidores de la Edad del Evangelio son aceptados como parte de su cuerpo. (Efesios 1:5-7). Que maravillosa perspectiva de la iglesia que “nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto” que compartiremos con Cristo bendiciendo a judíos y gentiles durante el próximo reino de rectitud. (2 Corintios 3:6). La profecía continúa y puntualiza el trabajo extenso de Cristo en ese reino “para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas”(Isaías 42:7 )