EVENTOS SOBRESALIENTES DEL ALBA

La cara de Moisés resplandecía al tener una visión de la futura Gloria de Cristo

La gloria celestial, que es la esperanza de la Iglesia, la vemos en Romanos 5:2 como la “gloria de Dios”, en Colosenses 1:27 como: “Cristo en vosotros, la esperanza de gloria”, y en II Corintios 3:7 como: “No pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la Gloria de su rostro”, esto sucedió cuando bajaba del monte con las tablas de la Ley.

Así somos preparados y transformados en su gloria por la influencia del Espíritu Santo, quien es reflejado en nosotros a través de la palabra de Dios.

EL PRIMER ADAN, TERRENAL

El tema de las dos glorias es más adelante aclarado por el Apóstol Pablo cuando se refiere a los dos Adanes, llamados “el primer hombre” y “el Señor del cielo”. El primer Adán era terrenal, pero el último Adán es espiritual y exaltado a la gloria celestial a la vez que es la primicia de los muertos.

Y los restantes de las primicias serán como él. Pablo explica que por naturaleza los que constituyen la Iglesia de Cristo son seres humanos, pero también llevamos la imagen celestial ya que “la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios.” I Corintios 15:50.

Como seres humanos no podemos comprender la gloria celestial. El apóstol Juan decía: “Aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.” I Juan 3:2. Pablo pudo tener un anticipo de lo que él sería cuando iba camino a Damasco. La Iglesia completa, cuando nazca a la gloria celestial, verá a Jesús tal cual es. Pablo fue el único que pudo verlo en su gloria celestial antes de ser nacido del Espíritu como: “uno nacido fuera de tiempo, se me apareció también a mí”. I Corintios 15:8 NVI.

El apóstol habla acerca de la exaltación de la Iglesia a la gloria celestial en la resurrección, describiéndola como, “corruptible” y “mortal” a “inmortal”. Y no es hasta que esta resurrección de las primicias se complete y así la humanidad podrá llevar a cabo la promesa de restitución de la gloria terrenal. El apóstol nos asegura: “Y cuando esto corruptible se vista de incorrupción y esto mortal se vista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: “sorbida es la muerte en victoria ¿Dónde está oh muerte tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?” I Corintios 15:53-55.

Estas promesas no se concretizan solamente en la resurrección para aquellos que aspiran a la inmortalidad, porque son promesas, pero también las hay para la humanidad terrenal. El “cuando” que el apóstol identifica es para recordarnos el orden de la resurrección que hablamos antes Jesús “la cabeza”, la Iglesia, su cuerpo son exaltados a la inmortalidad y “cuando” esto se lleve a cabo las otras promesas también serán realidad para la humanidad.

La promesa “Sorbida es la muerte en victoria” está recopilada en Isaías 25:6-8 donde nos habla de las ricas bendiciones que vendrán a este mundo. El reino de Cristo simbolizado en “montaña” donde “toda la gente” “gozará” es el mismo reino mencionado en Pablo donde dice que Cristo reinará hasta que “todos sus enemigos sean estrado de sus pies”.

El profeta continúa hablando de la destrucción de estos enemigos cuando dice en el versículo 8 que: “Destruirá a la muerte para siempre y enjuagará el Señor toda lágrima de todos los rostros y quitará la afrenta de su pueblo”.

Esto hará realidad la promesa en la tierra e indica más allá de toda duda la destrucción final de la muerte que tomó parte durante el reinado de Cristo según Pablo en 1 Corintios 15:25-26.

Cuando Pablo dice: “¿Dónde está oh muerte tu aguijón? ¿Dónde oh sepulcro tu victoria?” es una cita de Oseas 13-14, esta promesa que se hace disponible a través del Plan de Redención de Dios, aún no se ha llevado a cabo.

Todas estas promesas, incluyendo las del antiguo Testamento, serán hechas cuando se completen “las primicias” del pueblo de Dios. Entonces cuando la Iglesia de los primeros nacidos sea cambiada de la tierra a la gloria celestial y de mortales a inmortales entonces es que la muerte será destruida para siempre y tendrá fiel cumplimiento. La promesa “Y así destruirá a la Muerte”, tendrá fiel cumplimiento.

LA VICTORIA DIVINA

No en balde el apóstol cierra este capítulo con una nota de júbilo cuando dice: “Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de Nuestro Señor Jesucristo. Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”. 1 Corintios 15:57-58. Desde que Jesús subió a los cielos y los apóstoles duermen el sueño de la muerte, da la impresión de que no habrá una victoria genuina en la tierra para los cristianos. Es como si la causa de los cristianos para Dios fuese en vano. Pero no es así.

Habrá una victoria gloriosa. El bautismo cristiano, la consagración al Señor, vale la pena, ya que las promesas de un reino de paz, verdad y rectitud serán establecidas.

Sólo se espera que se complete “la clase de las primicias” y luego se completarán todas las promesas y bendiciones para la humanidad. Romanos 8:19; Apocalipsis 20:4.

¡HABRA UNA GRAN VICTORIA PARA LA RECTITUD!

Y qué gran victoria será. Ya que será la victoria de los cristianos sobre la muerte. La más grande victoria de todas las victorias, ya que seremos exaltados con Cristo a la inmortalidad. Este no será el fin de la victoria ya que durante los mil años de reinado la muerte será destruida totalmente porque “todos los que están en los sepulcros oirán su voz”. Juan 5: 28-29.

Que habrá este despertar en los sepulcros se indica claramente en las promesas y profecías. Los sodomitas fueron destruidos por sus debilidades pero el profeta nos asegura que ellos serán restaurados a su “forma original”. Y el mismo Jesús nos dice que será más tolerante con Sodoma el día del Juicio, que para aquellos a quien él vino lo rechazaron. Pero será tolerante también para los judíos, ya que cuando su trabajo sea completado “todo Israel será salvo” y esta promesa de salvación será aun para aquellos judíos que fueron sacados del favor de Dios por haber rechazado a Dios. Romanos 11: 26-31.

NO UNA SALVACIÓN UNIVERSAL

Pero no hay nada en estas promesas que indiquen que cada persona será salva para siempre de la muerte. Lo que dice es que todos tendrán la oportunidad de salvación, una oportunidad que es dada a algunos en esta vida.

Jesús dice que los sodomitas no hubiesen sido destruidos de haber tenido la misma oportunidad que los judíos tuvieron. Esto significa que los sodomitas no tuvieron una “completa oportunidad”. El también dice que la gente de Tiro y Sidón se hubiesen arrepentido de haber hecho y realizado las mismas proezas en Corazín y Betzaida. El apóstol Pedro nos informa que fue una ignorancia que los judíos rechazaran a Jesús, lo que muestra que mientras ellos tuvieron una mejor oportunidad que los sodomitas, aún así no tuvieron una “completa oportunidad”. Mateo 11:23-24, Hechos 3:17; I Corintios 2.

En I Timoteo 2:4 se nos dice que es la voluntad de Dios que todos seamos salvos y tengamos un conocimiento de la verdad. Esta es una salvación que precede al conocimiento y una referencia a que aquellos que duermen el sueño de la muerte sean iluminados al ser levantados. La eterna salvación desde el tiempo de Adán depende de la aceptación de Jesús como nuestro Redentor, y obedecer sus leyes. Pedro dice: “Porque quien no le haga caso será eliminado del pueblo”. Hechos 3:23 NVI.

Es a esto que Jesús se refiere cuando en Juan 5:29 (NVI) nos dice que todo el que ha pecado como los sodomitas, judíos y toda la humanidad prácticamente, vendrá a una resurrección de juicio. La palabra griega que Jesús usa aquí es “damnation” que en nuestra versión significa “Krisis” que al traducirla a nuestro idioma es crisis y que significa juicio o prueba.

Cuando un paciente está afligido por una enfermedad y pasa la crisis significa que se va a poner bien. Pero si en la crisis empeora, el paciente muere.

Así que los muertos serán despertados del sueño de la muerte para ser probados y enjuiciados y de acuerdo como reaccionan de la crisis, se determinará si vivirán para siempre o serán cortados en la “segunda muerte”.

Es por eso que a los mil años del Señor también se le conoce como el día del juicio. Será durante este período de tiempo que toda la humanidad estará sujeta al juicio y la base del mismo será el conocimiento de la verdad que tanto se ha venido predicando y que en ese día nadie podrá decir que no lo sabía, nadie podrá errar. Isaías 35:8.

No existe un conocimiento disponible para la generación de hoy. El hecho que un cristiano trate de explicarle la verdad a otro no significa que ese otro ha tenido la oportunidad justa de salvación. Dios sabe todas las cosas y sabe las cosas que se interponen entre la aceptación de la salvación. Probablemente el obstáculo mayor es la forma en que se presenta.

Los errores abundan y el factor hereditario y el ambiental a veces son piedras de tropiezo.

Estos tropiezos y muchos más existen en lugares donde se predica a Cristo. Aún existen muchas familias en este mundo que nunca han oído de Cristo. Pero es el deseo y la voluntad de Dios que todos sean despertados a la verdad de la muerte y tengan un conocimiento claro de la verdad. Este conocimiento perfecto comenzará cuando Satanás el gran mentiroso, sea destruido y ya no exista ninguna influencia de él que se interponga en la aceptación de la verdad.

Finalmente, bajo estas maravillosas condiciones el conocimiento de Dios será universal en la tierra y no habrá necesidad de que un vecino le diga a otro “Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos, hasta el más grande”. Jeremías 31:34



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba