DOCTRINA Y VIDA CRISTIANA

La Segunda presencia de Nuestro Señor

NOS REFERIMOS EN este artículo a recientes publicaciones que expresan dudas concernientes a lo que creemos es una forma correcta de comprender la segunda presencia de nuestro Señor.

El hecho de que su presencia invisible durante la siega de la presente edad del evangelio fue considerada una básica doctrina de la verdad durante los días del ministerio del Pastor Russell, bien sustentado mediante las profecías de tiempo de la Biblia, y sus cumplimientos en su época. Eventos que han ocurrido durante los más de noventa años desde su muerte, el 31 de octubre 1916, han servido para reconfirmar muchas veces el que su punto de vista estaba en efecto correcto.

Creemos esto con convicción, y aquí están algunas de nuestras razones.

EL REGRESO DEL SEÑOR

En este día de caos y de amenazas de destrucción mediante el abuso de fuerza nuclear y de polución del medio ambiente, los corazones de la gente están llenos de temor al mirar hacia adelante a lo que puede sucederles, si no se puede hallar una solución para los problemas del mundo.

Los estudiantes de la Biblia que tienen fe en sus promesas y profecías creen que la única solución a los problemas que han sido causados por el pecado humano y el egoísmo es la intervención de Cristo y la colocación de su reino tan largamente prometido de justicia y paz.

Los puntos de vista concernientes a este gran evento en el Plan de Dios varían considerablemente. Algunos dicen que Jesús regresó en Pentecostés cuando el Espíritu Santo bajó sobre los discípulos que esperaban, y que desde entonces, según cada pecador se convierte, esto constituye un nuevo advenimiento de Cristo, y que cuando todos sean convertidos habrá venido por completo. Nos dicen que ésta es la forma en que Jesús cumple su promesa, “He aquí que yo estoy siempre con vosotros, aun al fin del mundo” — Mateo 28:20.

Por otro lado, muchos dicen que Jesús regresará a la tierra como hombre y que será reconocido por la marca de los clavos en sus manos, en sus pies y por la herida de lanza en su costado, la cual recibió durante la crucifixión… este último punto de vista depende mayormente de una interpretación literal de ciertas profecías, tales como las del Apocalipsis 1:7, donde leemos “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá”

Creemos que lo cierto de este asunto, apoyados por el testimonio completo de las Escrituras, cae entre estos dos puntos de vista opuestos y extremos. El primer punto de vista renuncia erróneamente a la necesidad de la venida personal de Cristo pero se aproxima a la verdad concerniente a la naturaleza de Jesús, en que considera que él está sumamente por encima de los humanos en naturaleza, que se puede ver está presente con ellos sin que se le pueda ver.

El segundo punto de vista mantiene el hecho escritural claramente establecido de un regreso personal del maestro, pero circunscribe la grandeza y las posibilidades de ese gran evento mediante la pretensión no-escritural de un retorno a la tierra como una especie de hombre glorificado y no el poderoso, invisible ser en que se convirtió cuando el Padre Celestial lo elevó de entre los muertos y le dio un nombre que está por encima de todo nombre.

Las Escrituras nos enseñan que cuando Jesús fue elevado de entre los muertos ya no era humano, sino un poderoso ser divino, la “imagen del Dios invisible”. (Colosenses 1:15; II Corintios 5:16; I Pedro 3:18).

Esto quiere decir que por naturaleza Jesús ahora está invisible al ojo humano, tal como Dios es invisible. Es el Cristo divino que regresa a la tierra; por lo tanto el hecho de su regreso tendrá que ser reconocido de alguna otra forma que no sea viéndolo con el ojo natural.

Es verdad, Jesús se apareció como hombre a sus discípulos en varias ocasiones, después de su resurrección, pero esto no quiere decir que era, por naturaleza, aún humano. Las circunstancias de sus pocas breves apariciones prueban lo contrario. Por ejemplo, siempre se apareció en un cuerpo diferente, lo cual no hubiera sido el caso si el cuerpo humano en que se apareció hubiera sido su cuerpo verdadero.

Sólo una vez Jesús se apareció en un cuerpo similar al que fue crucificado, y eso fue porque Tomás dijo claramente que no creería que el Maestro se había levantado de entre los muertos a no ser que pudiera ver sus heridas. Jesús satisfizo su falta de fe, aunque sólo esta vez vieron los discípulos algunas heridas, y esta aparición queda descrita por el Apóstol Juan como una de las “señales” por la que Jesús les probó que se había levantado de entre los muertos. (Juan 20:29-31). En las otras ocasiones cuando Jesús se apareció a sus discípulos después de su resurrección, ellos no lo reconocieron por su apariencia personal, sino por las cosas que dijo e hizo.

Las apariciones a sus discípulos después de su resurrección fueron de la misma naturaleza como las de ángeles en tiempos más antiguos. Por ejemplo, tres ángeles se le aparecieron a Abraham.

Ellos comieron con él y hablaron con él, pero ellos no eran humanos —aunque por unos momentos Abraham creyó que sí lo eran.— Génesis 18:1, 2; Hebreos 13:2.

Jesús estuvo presente con sus discípulos por los cuarenta días entre su resurrección y su ascensión; pero durante sólo una pequeña parte de este tiempo pudieron los discípulos verle, y entonces sólo cuando se les aparecía milagrosamente. Es este Jesús, quien puede estar invisiblemente presente entre los humanos, quien habría de regresar a la tierra con el propósito de probidad y rectitud, a través del cual la redimida raza humana tendrá resueltos los problemas de egoísmo humano, y quedará restaurada a la felicidad y vida.

LA CARNE DE JESÚS, UN RESCATE

Jesús fue hecho carne para que pudiera ofrecer su humanidad como precio correspondiente, un rescate para Adán y su raza. El Maestro dijo: “Mi carne… yo daré por la vida del mundo” (Juan 6:51) Si Jesús hubiese sido levantado de los muertos como humano, esto hubiera querido decir que el rescate estaba siendo reclamado de vuelta, y que el ser humano no había sido redimido.

Pero las Escrituras muestran que mientras Jesús había sido muerto en la carne, estaba vivo en el Espíritu, o como ser espiritual. (I Corintios 15:44-47; I Pedro 3:18) Jesús previamente explicó a Nicodemo que uno que ha nacido del Espíritu puede ir y venir como el viento, es decir, ser invisible al ojo humano y tener gran poder. Él probó que esto era verdad en su propio caso, pues después de su resurrección sus discípulos no podían decir de dónde venía ni a nadie iba cuando se les aparecía. —Juan 3:8.

El que Jesús aún tiene el poder de aparecérsele a los humanos como hizo con sus discípulos después de su resurrección de los muertos, no discutimos. Sin embargo, las Escrituras no nos dicen que su regreso a la tierra será revelado al mundo de esta manera.

Sus apariciones a sus discípulos después de su resurrección fueron evidentemente para establecer en las mentes de los discípulos el hecho de que se le había levantado de los muertos; pero este hecho, habiendo sido establecido, no tenemos razón para esperar que se repita.

En Romanos 1:20 leemos respecto a Dios que “las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo extendida por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”. He ahí la clave que nos ayudará a comprender el significado de las profecías concernientes al regreso de Cristo. Ahora es invisible a los ojos humanos, tal y como el Padre Celestial es invisible; por lo tanto cuando regrese se le podrá reconocer sólo a través de las cosas visibles y que pueden ser identificadas a través de las profecías de la Biblia como las “señales” que habrían de marcar su segunda visita a la tierra.

Pongamos el asunto de otra forma. Creemos en la existencia de Dios, no porque lo hayamos visto, sino porque vemos sus obras.

Con nuestras limitadas habilidades miramos el vasto universo y decimos que debe haber un Creador poderoso y sabio detrás de todo esto. Similarmente, en la divina Palabra encontramos expresados un gran número de eventos que toman lugar en el mundo después del regreso del divino Cristo; así podemos ver que muchos de estos eventos ya están tomando lugar, la conclusión lógica es que aquello que la Biblia describe como la segunda visita de Cristo a la tierra ya debe ser una realidad.

DIOS DE ESTE MUNDO INVISIBLE

Las Escrituras nos enseñan que hay un Diablo personal, pero que hasta ahora ningún humano lo ha visto; pero todos hemos visto el resultado de su nefasta influencia. El Apóstol Pablo nos informa que Satanás es el “dios de este mundo”, el que ahora labora en los corazones de los “hijos de la desobediencia”. (II Corintios 4.4) Pablo también explica que Satanás es un espíritu que es el “príncipe de la potestad del aire”. (Efesios 2:2) Jesús habló de Satanás como el “príncipe de este mundo” (Juan 12:13; 14:30; 16:11). Si hemos de creer en la Biblia, tenemos que darnos cuenta de que este poderoso ser, a través de los siglos, ha estado ejercitando control sobre los asuntos de los hombres.

El Diablo es el gobernante invisible de “este presente mundo malvado”. Pedro declara que anda por los alrededores como “león rugiente” buscando a quien devorar. (I Pedro 5:8) Esto indica claramente que el terreno de operaciones de Satanás queda aquí mismo en la tierra; pero aun aquellos que se dan cuenta de esto completamente nunca lo han oído “rugir” literalmente.

Con el retorno de Jesús, y como resultado de su presencia, un nuevo mundo, u orden social, quedará instituido finalmente, y en este nuevo orden social Jesús será el rey, suplantando el gobierno de Satanás. En una visión Juan vio a un ángel que bajaba de parte de Dios de los cielos y sujetaba a Satanás y lo ataba con una fuerte cadena. Después de esto, Cristo y su iglesia se vieron reinando por mil años. Como Satanás, quien está atado, es invisible, ciertamente las potencias que lo atan también deben ser invisibles.— Apocalipsis 20: 1-4, 6.

El poder y la influencia de Satanás en el presente malvado mundo, no son menos potentes dada su invisibilidad. Al contrario, le ha dado cierta ventaja en que, como no se le ve, ha sido fuerza poderosa para el mal. Así ha podido hacer que su influencia se sienta en las decisiones de los gobernantes y príncipes de la tierra, y en gran parte dirigir sus asuntos.

El gobierno de Jesús también será invisible, ejercitando a través de las agencias humanas. Gobernará al pueblo con mano férrea; pero los gobernará justamente y no injustamente como hizo Satanás.

Así como los resultados malignos del gobierno de Satanás ahora se pueden ver claramente, así el reino de Jesús será reconocido por toda la humanidad a través de los resultados justos que se lograran.

LA VERDAD ESCONDIDA POR UNA TRADUCCIÓN ERRÓNEA

Verdades importantes que pertenecen a la forma en que regrese nuestro Señor han estado escondidas por largo tiempo debido a una traducción errónea. Como bien sabemos, la Biblia originalmente no fue escrita en español, y por lo tanto aquellos que usamos el lenguaje español tenemos que depender de traducciones del Antiguo Testamento hechas a partir del hebreo original. En la mayoría de las traducciones de la Biblia al español muy poco del rico significado original se ha recuperado debido a la traducción, hay excepciones en las cuales profundas verdades relativas al Plan Divino han quedado escondidas por largo tiempo debido a traducciones erróneas efectuadas sin mala intención.

Una de estas excepciones es el caso de la palabra griega “parusía”, la cual Jesús utiliza, así como los apóstoles, para describir la segunda visita del maestro a la tierra. En la Versión Reina Valera de la Biblia, esta palabra queda traducida casi universalmente como “venida”. El resultado de esto ha sido que muchos estudiantes de la profecía han tratado de interpretar los signos proféticos correspondientes al regreso de nuestro Señor como que denotan el que su venida estaba cercana. Pero el verdadero significado de esta palabra griega es “presencia”, y por lo tanto lo que sigue es el que los signos cumplidos de la “parousia”, o presencia, indican que Él ya está aquí.

Por ejemplo, cuando los discípulos preguntaron a Jesús, “Cuál será la señal de tu venida [parusía, “presencia”]?” (Mateo 24:3), no estaban preguntando cómo podrían enterarse por adelantado cuándo vendría, sino cómo reconocerían su presencia una vez que hubiera llegado. En otras palabras, ellos querían saber qué cosas visibles tenían que observar y esperar como pruebas de que el Cristo invisible había regresado y que su reino quedaría finalmente establecido.

Descubrimientos arqueológicos revelan que la palabra griega parusía fue utilizada durante los tiempos antiguos para describir las visitas de reyes y emperadores a varias ciudades y provincias de sus territorios. Tal descubrimiento muestra que los impuestos para pagar los gastos de dichas visitas fueron levantados mediante la emisión de una “moneda de parusía”. Cuán apropiado, entonces, el que esta palabra se utilizase en conexión con la visita a la tierra del Rey de reyes, y el ¡Señor de los señores! (Salmos 8:4) Pero, como en el caso de tales visitas están documentadas históricamente, así sucede con Jesús. Parusía no quiere decir sólo el momento de venir, sino que cubre toda la duración de la visita.

La primera presencia de Jesús, cuando estaba aquí en la tierra como hombre, duró en total sólo treinta y tres años y medio.

Permaneció cuarenta días más como ser divino, invisible al mundo, entonces regresó a las cortes celestiales. Hay muchas profecías en el Antiguo Testamento concernientes a la primera presencia de Jesús. Algunas nos hablan de su nacimiento, algunas de una u otra parte de su vida y ministerio. Algunas nos hablan de su muerte como Redentor del hombre. El cumplimiento de estas profecías, como regla, no son cumplidas concurrentemente.

Las profecías y promesas de la segunda visita de Cristo a la tierra asimismo cubren una gran variedad de eventos, culminando en la destrucción de la muerte y de Satanás. El cumplimiento de algunas de estas profecías corren concurrentemente, pero en otros casos haya una secuencia de eventos. Esto requiere cuidado en nuestro estudio de las profecías relativas a la segunda visita de Cristo, para que no caigamos en el error de esperar que todas sean cumplidas en un momento dado de tiempo, o dentro de un relativamente corto período de tiempo.

LA FORMA DE SU PRESENCIA

Jesús le dijo a sus discípulos: “Así que, si os dijeren: Mirad está en el desierto no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis. Porque como el relámpago (en griego, astrape, reluciente, brillante) que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida (parusía, presencia) del Hijo del Hombre” (Mateo 24:26, 27) A través de estas palabras, Jesús nos está trayendo a la mente que su venida y presencia no serían así como la de un humano. Él regresaría como un gran ser divino, la imagen expresa de la persona invisible de su Padre. No me hallareis, Jesús está diciendo, escondido en alguna cámara secreta, como tal vez hallarías a un hombre o una mujer. Mas bien, discernirán mi presencia según disciernen la existencia de Dios mismo, y eso es mediante las grandes cosas que se le atribuyen.

Y así es. Vemos lluvia y la luz del sol, regando la tierra y calentándola para que pueda producir y proveer para aquellos que están sobre ella. Así Jesús explicó que nosotros sabríamos de su segunda presencia porque será como el relámpago, reluciente, brillante, la cual, así como el sol, sale del este y brilla aun sobre el oeste, las bendiciones que se dispensan a los seres humanos después que sean traídos de sus tumbas durante el tiempo de la presencia de Cristo están representadas como que vienen al pueblo porque el “Sol de la Justicia” se levantará, trayendo sanidad y la vida a los pueblos de la tierra.— Malaquías 4:2.

UN AUMENTO DE CONOCIMIENTO

Como hemos notado, Jesús que su segunda presencia sería como una reluciente, brillante (Mateo 24:26, 27). Aquí definitivamente queda la idea de esclarecimiento, simbolizando el aumento de conocimiento. El Profeta Daniel, describiendo condiciones que se obtendrían en el “tiempo del fin”, al que aquí nos referimos, es el período en el que el gobierno del pecado, egoísmo y la muerte llegarán a su fin como resultado del regreso de Cristo y su segunda presencia. El mundo aun ahora esta sintiendo este aumento de conocimiento que se pronosticó; pero, como que el hombre caído no tiene la sabiduría para utilizarlo correctamente, resulta el caos, aun amenazando la destrucción de la raza humana.

Debido a la falta de sabiduría y al egoísmo del hombre, sus grandes pasos en el conocimiento ya han llevado a lo que el profeta Daniel describió como la “tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces” (Daniel 12:1). Al hablar de esta misma época, Jesús dijo que habría tribulación en la tierra de tal magnitud que a no ser que fuese acortada la carne no sobreviviría. Hoy nos enfrentamos a esta situación. El mal uso de la fusión nuclear, así como la contaminación del medio ambiente, pueden perfectamente causar la destrucción de todas las cosas vivientes en la tierra. Es mas, solo la intervención divina a través del establecimiento del largamente - prometido reino de Cristo prevendrá esto.

A través de las agencias el reino de Cristo, cuando sea establecido, el aumento de conocimientos será una gran ventaja a la humanidad, especialmente dado el hecho de que entonces incluirá la comprensión de lo que es Dios y de su amor al proveer redención del pecado y la muerte a través de la labor sacrificante de Jesús. El largo reinado del pecado y la muerte bajo Satanás, el príncipe de este mundo, queda descrito en la Biblia como una pesadilla de oscuridad. El Profeta Isaías escribió, “Tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones (gentes)”. Y como contraste leemos concerniente a la época cuando el reino de Cristo gobierne los asuntos de lo hombres, “Luz para revelación a los gentiles, Y gloria de tu pueblo Israel”. — Isaías 60:2,3; Lucas 2:32.

En Juan 1:9 se dice que Jesús es esa Luz Verdadera, que “Alumbra a todo hombre” que llega al mundo. Las profecías claramente muestran que el cumplimiento completo de esta promesa se efectuará durante la segunda presencia de Cristo; que finalmente la “tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar” (Isaías 11:9). No será sino hasta el fin del reino de Cristo y su iglesia que ésta profecía quedará completamente cumplida.

“EL VIENE CON LAS NUBES”

En Apocalipsis 1:7 se nos informa el que Jesús regresa con las nubes, y que todo ojo le verá. Como Cristo es un ser divino, la imagen expresa de Dios mismo, los seres humanos solo le pueden ver a través de incidentes y eventos que acompañan su regreso. El momento llegará — y nosotros creemos que ese momento no esta muy lejos —- en que eventos tendrán un carácter tan pronunciado que todos reconocerán inmediatamente su verdadero significado.

En Joel 2:1, 2 hay otra referencia a las “nubes” que se vuelven tan penosamente amenazantes en el período de la presencia de Cristo antes del establecimiento de su reino. Aquí se nos informa que este período no será una época de paz, sino al contrario. Será “Día de tinieblas y de oscuridad, día de nube y de sombra, que sobre los montes se extiende como el alba. Vendrá un pueblo grande y fuerte; semejante a él no lo hubo jamás, ni después de él lo habrá en años de muchas generaciones”

Se sabrá a través de esto que las nubes aquí mencionadas por el profeta en realidad consisten en este caso de “un gran pueblo y fuerte,” cuyo parecido jamás se habrá conocido. Esto es evidentemente una referencia a los levantamientos de aquellos miembros de la humanidad que están descontentos, en tan tremendos números como para causar que la civilización se derrumbe y caiga, bajo el impacto de la lucha revolucionaria que precipitaron.

Estas nubes de disturbio aun ahora se están formando. Ya las gentes de la tierra están llenas de temor debido a ellos, aunque ellos no “ven” aun la presencia del maestro como que esta asociada con las fuerzas que gradualmente están destruyendo “este presente mundo malvado.” Jesús dijo que habría gran duelo debido a su presencia, que habría sobre la tierra pena de naciones perplejas. (Lucas 21:25,26; Mateo 24:30) ¡Cuan perplejos están los pueblos de la tierra hoy! No se pueden hallar soluciones permanentes para los muchos problemas contundentes que combinan el colmar al mundo de caos y los corazones de la gente con temor.

LA MANO DE DIOS SOBRE ISRAEL

Pero ahora, algunos se preguntaran, ¿se les hará reconocer a la gente en general que estos problemas en el mundo son las agonías de muerte del presente orden social y son causadas por la presencia del rey del nuevo mundo? Las Escrituras indican que una de las formas que esto llegará a ser, será a través de la divina intervención a favor del pueblo Judío en Israel. La experiencia de los judíos a través de estos días de dificultad constituye evidencia adicional de la segunda presencia de Cristo. Es hora, según las Escrituras de que su tierra se les restaure. Lo que ha ocurrido a lo largo de estas líneas desde 1914 es milagroso, y sin duda ha sido en preparación para las bendiciones que serán suyas en el reino mesiánico. Esta reunión de Israel se debía ocurrir proféticamente en el momento en que las naciones como un todo estaban siendo reunidas para la batalla destructiva final de Armagedón. Joel 3:1,2 escribe: “Porque he aquí que en aquellos días, y en aquel tiempo en que haré volver la cautividad de Judá y de Jerusalén, reuniré a todas las naciones, y las haré descender al valle de Josafat, y allí entraré en juicio con ellas a causa de mi pueblo, y de Israel mi heredad, a quien ellas esparcieron entre las naciones, y repartieron mi tierra”

Esta profecía indica que, mientras el pueblo judío seria restaurado a su tierra, seria en medio de una hora problemática para ellos así como para las naciones en general; y otras profecías indican que problemas adicionales están por venirles lo cual no es difícil de prever, dado las circunstancias que han existido por varios años.

No es algo juicioso al entrar en detalles concernientes a eventos que todavía no han ocurrido, pero las Escrituras presentan claramente que cerca del fin de la lucha a la muerte de las naciones, ante el aniquilamiento virtual amenazándolos a través del mal uso de implementos militares de guerra modernos y fusión nuclear, habrá un ataque contra los Israelitas de la tierra prometida, y que entonces el Señor intervendrá a favor de ellos, rescatándolos de sus enemigos y a través de sus profetas resucitados y otras personas merecedoras de los tiempos antiguos establecerá su reino como un poder gobernante literal sobre toda la tierra.

Ezequiel 38:14-23 presenta algunos de los detalles de esta turbulencia final. La etimología de los nombres dados a los enemigos de Israel en esta profecía indica que se utilizan proféticamente para identificar ejércitos, particularmente de Europa y del Medio Oriente. La profecía muestra que estas fuerzas eventualmente atacaran al pueblo Judío. De acuerdo con la profecía de Joel que ya hemos citado, Ezequiel explica que las nubes eran las fuerzas contrarias a Dios que finalmente amenazarán la destrucción de los Israelitas que habían regresado. Ezequiel 38:16.

Será un momento de “temblor”, el profeta explica. Pero la promesa es que el Señor salvará al pueblo antiguo, y que a través de esta salvación los “ojos” de las naciones discernirán la presencia y el poder de un nuevo rey de la tierra quien, como agente y manos derechas de Jehová, estará dirigiendo el asunto. (Salmos 110:5). Así todo los notaran la presencia de Jesús en las nubes (Apocalipsis 1:7) y se convencerán de su majestad y gloria a través de los arreglos del nuevo reino, el cual entonces se pondrá en operación.

Esta misma serie de eventos llevará a la apertura de los ojos de los Israelitas. Lemos, “Y haré notorio mi santo nombre en medio de mi pueblo Israel, y nunca más dejaré profanar mi santo nombre; y sabrán las naciones que yo soy Jehová, el Santo de Israel”. (Ezequiel 39:7).

¡Que cambio traerá esto en la forma de ver a los Israelitas! La defensa de Israel mediante el poder divino será meramente la primera manifestación de la operación de los nuevos poderes mundiales. De entonces en adelante las agencias del reino rápidamente calmaran la tormenta de pasiones humanas, las cuales en esa época habrán traído a las gentes de toda la tierra a la desesperación y angustia.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba