DOCTRINA Y VIDA CRISTIANA

Las Imágenes ¿Es bíblico su uso en la adoración verdadera?

“Avergüéncese todos que sirven a las imágenes talladas, los que se glorían en los ídolos.”
—Salmos 97:7

EN PRIMER lugar es importante destacar el hecho que esta práctica de usar imágenes en la adoración fue totalmente desconocida por la iglesia cristiana del primer siglo. Cierto, en las catacumbas cristianas se han encontrado en algunos casos diversos tipos de restos, tales como cuadros y esculturas. Su mera existencia sin embargo, no nos dice mucho acerca de cómo fueron usados. Sí podemos estar seguros sin embargo, de que los primeros cristianos tuvieron una posición clara respecto a todo tipo de idolatrías o cosa que se le pareciera. Ellos provinieron principalmente de la nación de Israel, por lo que estaban totalmente familiarizados con la ley de Moisés, la misma que les prohibía adorar o venerar a otro que no fuera Dios.

En el segundo mandamiento de dicha ley Dios advirtió a Israel lo siguiente: “No tendrás dioses ajenos delante de mí. No harás para ti escultura, ni imagen alguna de cosa que está arriba en los cielos, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas ni las servirás, porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y que hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.”—Deuteronomio 5:7-10

En su afán por dar a conocer su nueva fe, no había nada más remoto en las mentes de los primeros cristianos que el fomentar o aceptar la adoración o veneración de imágenes. Esto fácilmente se deja notar de la decisión tomada por los apóstoles en una conferencia general que tuvo lugar en la ciudad de Jerusalén con el propósito de poner fin a la controversia surgida entre judíos y gentiles cristianos respecto a la observancia de la ley de Moisés. Santiago la expresó de la siguiente manera: “Porque ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, que sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre.” (Hechos 15:19, 20, 28) A pesar de estas vigorosas amonestaciones la tendencia a la idolatría persistió.

EL USO DE IMÁGENES NO TIENE ORIGEN CRISTIANO

Fue a partir del segundo siglo que el uso de imágenes para dirigirse en oración a Dios tomó nuevo impulso, al ser adoptado formalmente por las autoridades de la iglesia y luego diseminado por todo el mundo cristino de entonces. Hoy, es una práctica común en la iglesia católica donde es considerado un especial privilegio el tomar parte en el cuidado y ornamentación de ciertas imágenes y estatuas. A pesar de ello su uso no ha podido ocultar su verdadero origen. ¡Qué claro y revelador resulta el remontarse al pasado en busca del origen de ésta práctica!

Hacia el cuarto siglo después de Cristo la iglesia había quedado tan saturada de costumbres paganas que a los nuevos conversos se les permitió continuar con sus antiguas costumbres y ritos. Fue fácil para las personas que antes se habían postrado, besado y dado incienso a las imágenes paganas, el seguir haciendo lo mismo, pero esta vez a la cruz, las imágenes y el altar.

La mera aprobación de una práctica religiosa por parte de los miembros o autoridades de la congregación cristiana no es razón suficiente para hacerla aceptable a los ojos de Dios, si al mismo tiempo ella no esta en armonía con la Palabra de Dios, tal como ésta revelada en la Biblia. La iglesia cristiana fue comisionada a transmitir las verdades puras tal como lo recibió de su fundador, y no a comprometerlas con errores paganos que nada tenían que ver con la modestia del cristianismo primigenio.

ADORANDO EN ESPÍRITU Y EN VERDAD

Continuando con nuestra respuesta a la pregunta del título de este artículo, nos gustaría resaltar dos de los riesgos presentes en la adoración o veneración de imágenes:

1) Siempre existe peligro de confundir el objeto con aquello que supuestamente se cree ésta representa. Este problema es especialmente agudo en el caso de aquellas personas que no gozan de un buen nivel de instrucción. El Apóstol Pablo nos previno contra el caer en este error cuando dijo: “Siendo pues, linaje de Dios no debemos pesar que la divinidad sea mensaje a oro o plata o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombre.”—Hechos 17:29

2) El Peligro de pensar que la imagen en si misma posee la gracia y el poder divinos necesarios para beneficiar al creyente.

Es común que muchas personas usen o lleven consigo pequeñas imágenes religiosas. Para miles de ellas su simple tendencia es considerada como un respaldo o bendición. Pero reflexionemos en las sobrias palabras del profeta Habacuc cuando dijo: “¿De que sirve la escultura que esculpió al que la hizo? ¿La estatua de la fundición que enseña mentira, para que haciendo imágenes mudas confíe el hacedor en su obra? ¡Hay de que dice el palo: Despiértate; y a la piedra muda: Levántate! ” ¿Podrá él enseñar? He aquí esta cubierto de oro y plata no hay espíritu dentro de él.”—Habacuc 2:18,19

Indudablemente el mayor peligro en adorar o venerar imágenes reside en el hecho que este puede muy sutilmente alejarnos de la verdadera forma de acercarnos al único Dios verdadero Jehová, y su único hijo, Jesucristo. Pablo escribió: “para nosotros hay un solo Dios, el Padre, de quien son todas las cosas y un solo Señor Jesucristo, por medio de quien son todas las cosas y nosotros por medio de él.”—1 Corintios 8:6

Cipriano, uno de los mas notorios “padres” de la iglesia escribió lo siguiente: “¿Por qué se inclinan delante de tantas imágenes y criaturas terrestres? Dios los hizo erguidos…sus semblantes están orientados hacia arriba, al cielo y hacia Dios. Miren mas allá, levanten sus ojos hacia lo lejos, busquen a Dios en lo alto.”

Jesús mismo describió la forma correcta de adorar a Dios cuando dijo: “Mas la hora viene y ahora es cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre con espíritu y con verdad, porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.” (Juan 4:23) Podemos comprender mejor lo que Jesús quiso decir con estas palabras si nos referimos a lo que también dijo uno de los más prominentes maestros cristianos de inicios del siglo segundo [Clemente de Alejandría]. He aquí sus palabras: “pues, en verdad, la imagen es solo materia inerte moldeada por la mano del artesano. Pero no tenemos imagen sensible de materia sensible, sino una imagen que es percibida solo por la mente”.

LA FORMA CORRECTA DE ACERCARSE A DIOS

¿Por qué es que las Sagradas Escrituras no dicen nada respecto a la necesidad de imágenes para acercarse a Dios? Porque el concepto cristiano acerca de Dios no esta basado sobre las formas o semejanzas humanas. Se basa en lo que Dios dijo alguna vez a su pueblo Israel. Citamos: “Guardad, pues, mucho vuestras almas; pues ninguna figura visteis el día que Jehová hablo con vosotros de en medio de fuego… oísteis la voz de sus palabras, mas a excepción de oír la voz, ninguna figura visteis”. (Deuteronomio 4:15) Más bien es a través de un estudio de la Palabra escrita de Dios que podemos percibir su sabiduría, justicia, amor y poder. Su propósito se revela a todos aquellos que humildemente le buscan.

La verdadera adoración a Dios descansa pues en la fe que nos asegura que él existe y que es capaz tanto de recompensar a sus criaturas fieles como de llevar a cabo todo lo que él ha prometido hacer. Si tenemos fe no necesitamos de imágenes. Pablo definió lo que la fe cristiana es, cuando dijo que era “la sustancia de cosas esperadas, la evidencia de cosas no vistas.” (Hebreos 11:1) Esta evidencia de la realidad de cosas espirituales y celestiales invisibles es provista para nosotros en la palabra de Dios, la Biblia.

Si poseemos las Escrituras, y las entendemos correctamente de acuerdo a un estudio metódico de las mismas tendremos todos los ingredientes necesarios para llevar a cabo la verdadera adoración a Dios sin necesidad del uso de imágenes. Si somos cuidadosos en usarlos podremos ofrecerle a Jehová algo que será aceptable, es decir aquella adoración que es “en espíritu y en verdad.”—Juan 4:24.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba