LECCIONES DE ESTUDIO DE LA BIBLIA INTERNACIONAL |
Confiando en la resurrección
Versículo clave: “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?” Escritura seleccionada: |
EL APÓSTOL PABLO EN 1 CORINTIOS, capítulo 15, entra en mayores detalles respecto de la esperanza en la resurrección, que eventualmente llegará a ser una realidad para toda la humanidad. Él dice en el versículo 22: “Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.” Continúa diciendo en el versículo 23 que debe haber un “orden” para esta resurrección. Primero, aquellos que son parte de la clase de los “primeros frutos” serán levantados de la muerte hacia un premio celestial, luego, “después” el resto de la humanidad será levantada durante el tiempo de la Segunda Presencia de Jesús (Griego parousia, o presencia) a la vida aquí sobre la tierra. Posteriormente en este capítulo, Pablo reitera el hecho de que debe haber una resurrección celestial y otra terrenal. Él lo explica de esta manera: “Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán? Necio, lo que tú siembras no se vivifica, sino muere antes, si no muere antes. Y lo que siembra no es el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, ya sea de trigo o de otro grano; pero Dios le da el cuerpo como él quiso, y a cada semilla su propio cuerpo.” “Y hay cuerpos celestiales y cuerpos terrenales; pero una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrenales.” (1 Corintios 15:35-38,40).
El Apóstol Pablo habla específicamente acerca de aquellos quienes recibirán los cuerpos celestiales en la primera fase de la resurrección. Estos serán los miembros fieles de la iglesia, “Primicias para Dios y para el cordero.” (Apocalipsis 14:4). Pablo habla de la esperanza celestial y de su experiencia carnal, pero que el resultado de su fidelidad, hasta la muerte, será que ellos son “Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria. Se siembra en debilidad, resucitará en poder.” (1 Corintios 15:42,43). A continuación, él dice “Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial” (ver. 49).
En la afirmación anterior, Pablo muestra que para que alguien sea partícipe de la resurrección celestial, debe experimentar un cambio de naturaleza, desde lo terrenal hacia lo celestial, porque “Pero esto digo, hermanos: Que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios ni la corrupción hereda la incorrupción.” (1Corintios 15:50). Este cambio llegará en la resurrección. “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.” (vers. 51-53). Poco después, a continuación de la resurrección de la iglesia, los ‘primeros frutos’ del versículo 23, se producirá la resurrección general de todo el resto de la humanidad. Así el Apóstol Pablo pudo decir respecto de esa época: “Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.” (ver. 54). Estas palabras, junto con las del Versículo Clave, muestran el glorioso resultado del Plan de Dios, que por medio de la victoria de los primeros frutos, Cristo y su iglesia, la muerte misma será ‘tragada’. El aguijón de la muerte y la victoria de la tumba llegarán a su fin con la resurrección general de la humanidad aquí mismo sobre la tierra, en donde conocerán la rectitud.