LECCIONES DE ESTUDIO DE LA BIBLIA INTERNACIONAL

Creando un nuevo pacto

Versículo clave: “Pero éste es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios y ellos me serán por pueblo.”
—Jeremías 31:33

Escritura seleccionada:
Jeremías 29:10-18; 31:31-34

EL VERSÍCULO CLAVE EN esta lección es tomado de la promesa hecha por Dios para crear un Nuevo Pacto para la nación de Israel. Es llamado un ‘pacto mejor’ que el viejo Pacto de la Ley porque tendrá un mediador mejor que lo que fue Moisés. (Hebreos 8:5-8). Él no fue capaz de dar vida al pueblo, pero el mediador mejor, nuestro Señor Jesucristo junto con su iglesia, tendrá el poder y la autoridad de dar vida a Israel y a toda la familia de la humanidad bajo las reglas del Nuevo Pacto.

Las escrituras que también se incluyen en esta lección son tomadas del capítulo veinticinco de Jeremías, y prometen que la nación de Israel sería bendecida después de haber retornado de su cautiverio de setenta años en Babilonia. Sin embargo para recibir esta bendición, ellos recibieron instrucciones categóricas y fueron obligados a actuar de acuerdo con las órdenes del SEÑOR. Podemos leer: “Entonces me invocaréis, y vendréis, lloraréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis porque me buscaréis de todo vuestro corazón.” (Jeremías 29:12,13). Esto requeriría un esmerado esfuerzo por parte de los hijos de Dios para hacer realidad las bendiciones que les fueron prometidas.

La promesa de un nuevo y mejor pacto está también registrada por Jeremías el profeta. Éste es el paso hacia delante más importante en el plan de reconciliación y recuperación del pecado y muerte para Israel y toda la humanidad. La explicación indica: “Vienen días —afirma el Señor— en que haré un nuevo pacto con el pueblo de Israel y con la tribu de Judá. No será un pacto como el que hice con sus antepasados el día en que los tomé de la mano y los saqué de Egipto, ya que ellos lo quebrantaron a pesar de que yo era su esposo —afirma el Señor—. Éste es el pacto que después de aquel tiempo haré con el pueblo de Israel —afirma el Señor—: pondré mi ley en su mente y la escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Ya no tendrá nadie que enseñar a su prójimo, ni dirá nadie a su hermano: ‘¡conoce al Señor!’, porque todos, desde el más pequeño hasta el más grande, me conocerán — afirma el Señor—. Yo les perdonaré su iniquidad y nunca más me acordaré de sus pecados.” (Jeremías 31:31-34 NVI).

Esta maravillosa promesa, hecha por Dios hace varios siglos, pronto se convertirá en una realidad. Desde luego, esto no puede ocurrir hasta la finalización de la clase de esposa fiel (Apocalipsis 2:10). Éstas tomarán parte como mediadores de este nuevo y maravilloso pacto para la pobre y quejosa creación. En ese momento, la sangre de la expiación estará disponible para ser aplicada, primero para Israel, y luego, para toda la familia humana. El amor se convertirá en la ley de la humanidad, y la ley Divina será escrita nuevamente en los corazones de los hombres, y se pondrá de manifiesto en los mismos pensamientos e intenciones de aquellos quienes buscan a Dios y le ruegan que los bendiga y los guíe.

La obediencia y la aceptación de las condiciones del Nuevo Pacto serán requeridas por todos. Los pecados pasados no surgirán más en el juicio contra cualquiera que se esfuerce por hacer la voluntad de Dios bajo los términos de su especial promesa para todas las familias de la tierra. Oremos todos por que las bendiciones de este pacto ocurran pronto.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba