LECCIONES DE ESTUDIO DE LA BIBLIA INTERNACIONAL

Dejando un legado

Versículo clave: “Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre, delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente.”
—2 Samuel 7:16

Escritura seleccionada:
2 Samuel 7

EL REY DAVID TUVO EL DESEO de construir una casa para el SEÑOR. Por lo tanto, le pareció aun más apropiado cuando confió su idea al profeta del SEÑOR y recibió una respuesta positiva a la propuesta.

Respecto de este asunto podemos leer: “Dijo el rey al profeta Natán: Mira ahora, yo habito en casa de cedro, y el arca de Dios está entre cortinas.” (2 Samuel 7:2) Como rey de Israel, David quiso proporcionar una morada permanente en la que se pueda colocar el Arca de la Alianza. Los israelitas siempre habían guardado el Arca dentro de las cortinas del Santísimo del Tabernáculo, pero ellos la transportaban junto con varios otros mobiliarios de un lugar a otro a medida que viajaban. A David le pareció que era un alojamiento muy provisional y pensó que era tiempo de llevar el Arca a un hogar permanente en Jerusalén. Cuando se acercó al profeta del SEÑOR con la idea, “y Natán dijo al rey: anda, y haz todo lo que está en tu corazón, porque Jehová está contigo.” (vers. 3).

Sin embargo, su plan demostró estar en contra de la voluntad de Dios. Esa noche más tarde, Dios habló con Natán y le reveló que todavía no había llegado la hora para la construcción del Templo, o para colocar el Arca dentro de éste. Las escrituras continúan diciendo: “y en todo cuanto he andado con todos los hijos de Israel, ¿he hablado yo palabra a alguna de las tribus de Israel, a quien haya mandado apacentar a mi pueblo de Israel, diciendo: ¿por qué no me habéis edificado casa de cedro?” (vers. 7) No se había dado ninguna orden para la construcción de tal edificio.

Antes de que algo de esto pudiera ocurrir, habían enemigos que conquistar. La construcción de una ‘casa’ para el SEÑOR no podría ocurrir durante su reinado en Israel. En cambio, esta construcción sería tarea de su sucesor, Salomón. Sin embargo, David había sido llamado especialmente por el SEÑOR y se le asignaría una parte importante al preparar los materiales de construcción y otros artículos para el proyecto cuando esa hora haya llegado.

Aunque Salomón recibió la tarea de construir el Templo para el SEÑOR, fue David y su progenie quienes servirían en la grandiosa realización. Como una promesa especial para el Rey David podemos leer más adelante: “Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. Él edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino.” (vers. 12,13). Esta parte de las escrituras indican que éstas debían ser ilustraciones de una gran ‘casa’ y de un gran rey que existirían en algún momento en un futuro lejano.

La vida de David y su posición como rey de Israel fueron usados para ilustrar el llamado al pueblo de Dios durante la presente Edad del Evangelio y la superación de obstáculos y enemigos. Sin embargo, Salomón representa a la iglesia glorificada en poder y gloria. De esta manera, estos hombres son representativos de estos dos aspectos muy importantes en la preparación de la familia espiritual que algún día reinarán victoriosamente en poder y gran gloria.

Entonces, será cierto que el gran David establecerá su trono sobre las naciones. “Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente”. (vers. 16) Éste será el verdadero legado que habrá sido dejado para toda la familia de la humanidad durante esa maravillosa época del futuro.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba