LECCIONES DE ESTUDIO DE LA BIBLIA INTERNACIONAL

Convirtiéndose en el Pueblo de Dios

Versículo clave: “Están aquí para hacer un pacto con el Señor su Dios, quien hoy lo establece con ustedes y lo sella con su juramento. De esta manera confirma hoy que ustedes son su pueblo, y que Él es su Dios.”
—Deuteronomio 29:12,13 (NVI)

Escritura seleccionada:
Deuteronomio 29:2-15

EN ESTA LECCIÓN MOISÉS está narrando lo que le aconteció a la nación de Israel después de ser liberada del yugo del Faraón y de sus capataces. Cuarenta años habían transcurrido desde ese día y ellos estaban por ingresar a la tierra prometida. Previamente, cuando ellos habían sido liberados, Moisés los dirigió hasta el Monte Sinaí en Horeb. Ellos hicieron una alianza con Dios para que sean su pueblo. Luego, cuando Moisés estuvo en el monte durante cuarenta días y noches consiguiendo las dos tablas de la Ley, ellos cayeron en idolatría. Moisés regresó del monte y vio lo que estaba sucediendo, y en su cólera, rompió las dos tablas de la Ley.

Después de que a los que fueron responsables de esta idolatría se les diera muerte, Moisés ascendió al monte para recibir un segundo juego de tablas de la Ley. Estas no fueron destrozadas sino que fueron puestas en el Arca de la Alianza para guardarlas en forma segura. Antes de ingresar a la tierra de Canaán, Dios había enviado espías allí, eligiendo uno de cada tribu (Número 13). Los informes que trajeron los espías estaban en contradicción. Diez dijeron que sería imposible vencer a los habitantes y dieron un reporte maléfico. Solamente dos espías, Josué y Caleb, dijeron que ellos podrían tomar la tierra (vers. 30,31). La gente prefirió creer en el reporte maléfico y se rebelaron en contra de Moisés. Dios, en su cólera, no les permitiría entrar a la tierra prometida hasta que todos los adultos que creyeron en el reporte maléfico hayan muerto (Cap. 14:29).

Ellos habían llegado hasta este punto y Moisés se volvió a dedicar a los hijos de aquellos que habían caído en el desierto. Él les dijo, como está registrado: “Moisés convocó a todos los israelitas y les dijo: “Ustedes vieron todo lo que el Señor hizo en Egipto con el Faraón y sus funcionarios, y con todo su país. Con sus propios ojos vieron aquellas grandes pruebas, señales y maravillas. Pero hasta este día el Señor no les ha dado mente para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír. Durante los cuarenta años que los guié a través del desierto, no les desgasté la ropa ni el calzado.” (Deuteronomio 29:2-5 NVI).

Moisés les dijo de cómo Dios había conquistado a reyes corruptos destruyéndolos, y de cómo él tomó sus tierras y las entregó a ciertas tribus de Israel. Moisés les advirtió diciendo: “Ahora, cumplan con cuidado las condiciones de este pacto para que prosperen en todo lo que hagan.” (vers. 9 NVI). Luego, les dijo de cómo ellos serían maldecidos si transgredieran las leyes de Dios, y de cómo ellos serían bendecidos si ellos las acatasen.

El convertirse en el pueblo elegido de Dios fue una gran bendición pero también implicaba responsabilidad. Si ellos fallaran en su responsabilidad de observar las leyes de Dios, ellos podrían perecer como lo hicieron muchas ciudades, y borrados de la faz de la tierra, como Sodoma y Gomorra. Moisés concluyó diciendo: “Lo secreto le pertenece al Señor nuestro Dios, pero lo revelado nos pertenece a nosotros y a nuestros hijos para siempre, para que obedezcamos todas las palabras de esta Ley.” (vers. 29 NVI).



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba